Me levanto y cada día la rutina me va llevando hacia ti, arrancándome los recuerdos del ayer, repitiéndose en mi mente otra vez esa canción que no puedo evitar que mi alma me cante en cada despertar y en cada anochecer, ya no se lo que quiero, lo que veo, lo que siento... Ni tan siquiera yo que todo tengo tan claro siempre, se en este momento que quiero y hacia donde quiero ir, lo único que se es que me encantaría despertar del todo, pero es algo que no podré conseguir para siempre.
Los recuerdos del ayer se juntan con los de anteayer, como si de un guiso se tratara, mezclando ingredientes tan diferentes, valoración con infravaloración, placer con dolor, tristeza con alegría, todo va fraguando como si de una salsa espesa se tratara y no se que utensilio coger en el día a día para que esto no suceda, tal vez las cosas sean mejor así, acabar sirviendo un plato de realidad contemporánea, sin tener en cuenta los ingredientes por separado, sin poder disfrutar de cada recuerdo con independencia...
Ya no queda nada para el año el fin del año 0 y lo único que sé con seguridad es que por más camino que podamos recorrer y por más deprisa o despacio que queramos ir, nunca llegaremos a una hermosa casa al final del camino, porque la vida es un camino hacía un horizonte inalcanzable, conseguir las equipaciones necesarias para cada vez irnos cayendo de pie, es el regalo de nuestra rutina y nuestras vivencias...
Me enreda, me viste, me lleva, me arrastra, me anima, me lía... Así es la nada.
0 comentarios:
Publicar un comentario