miércoles, 14 de octubre de 2009

Perder aquello que no tenemos...

Sin duda una de las frases que más me marcaron de aquel libro que tanto me ayudó a comprender algo mejor la vida, fue la que precede al escrito: la peor pérdida es aquella que no se puede cuantificar.

¿Que nos puede doler más que aquella persona que nos interesa pase olímpicamente de nosotros y sin poder hacer nada para pasar de página, vamos intentando patéticamente captar su atención sin ningún éxito. Hasta que por fin aparece otra que no alcanzábamos a ver pese a estar cerca, por los falsos halos de luz que le otorgábamos a la que nos cegaba?

¿Que nos puede doler más que aquel abrazo o beso que no llegamos a dar a aquella persona tan importante para nosotros, por estar ocupados haciendo otras cosas y que el tiempo se llevó sin aviso de nuestra vida?

¿Que nos puede doler más que hacer todo lo posible por conseguir un objetivo y merecerlo con creces y sin embargo, el destino se empeña en que nunca lleguemos a concebir?

En resumen ¿Que nos puede doler más que aquello que deseamos pero nunca llega a existir?

jueves, 3 de septiembre de 2009

Auto envenenarse

El teléfono sonó más de tres veces aquella tarde, sin embargo el protagonista no quería saber nada más del mundo aparte de su particular monologo interior. Reiteradas veces a la par que veía iluminarse su pantalla y contorno prefería dejarlo iluminarse en vano, sentía pena por aquellos que al otro lado intentaban en vano ponerse en contacto con él. Hoy ninguno tendría éxito, su celebro solo procesaba cuatro órdenes básicas, ver la tele, orinar cuando el organismo se lo pedía, hidratarse con algo fresco para compensar lo anterior y llorar interiormente.
Por suerte podría exteriorizarlo al estar viendo una película y poder otorgarle la culpabilidad de estas a su parte dramática sin llamar la atención, todos sabían que siempre había sido muy sentimental desde la adolescencia.

Le hubiera encantado encontrar una luz en el abismo, poder salir hacia fuera, ganar la batalla e irse al gimnasio, a realizar aquella compra que deseaba hacer desde hacia tiempo, pero finalmente no hizo nada, opto por quedarse en el sofá intentado periódicamente volver a cazar aquella mosca para volver a vivir, se sentía mal, muy mal, no solo por los fantasmas del pasado aflorando últimamente en la balanza y en el espejo, pero las moscas en septiembre son muy pegajosas, pero no por ello se dejan cazar con facilidad. Manualmente lo probó todo, cuando quiso excederse y probar otros medios, lo único que consiguió es que se alejara para siempre en el hueco que dejaba entrar aire fresco en la estancia, algo que no le sorprendió, puesto que llevaba ya más de 5 años dejando escapar la ilusión… Para no obtener nada a cambio.



lunes, 17 de agosto de 2009

Pide un deseo

Durante años esperaba las lágrimas de san lorenzo con la esperanza de que alguno de mis deseos perdidos se cumpliera. Al principio de vivir aquí incluso esperaba en pleno agosto en la azotea, rodeado con una toalla ver alguna... Pero sin embargo este año, un par de dias después de dicho acontecimiento, acabé viendo los coletazos de dicho acontencimiento junto al mar, enseñando a pescar a mi ahijada que lo hacia de una manera insuperable. Su hermana me preguntaba cada vez que yo divisaba una:
-¿Que pides?
- Nada (le contestaba con una sonrisa en la boca).

Hasta ahora no había caido en la cuenta, que no necesito nada y por lo tanto puedo declararme feliz, con ello no digo que no tenga altibajos como cualquier otro mortal, pero sin embargo, esa noche me di cuenta, sobretodo por las reiteradas veces en que no pedí absolutamente nada, tal vez porqué haya aprendido ya que con esfuerzo, perseverancia y mucha paciencia... Todo llega.

Te lo dedico pequeña niña revoltosa...

miércoles, 5 de agosto de 2009

Finalmente catalogado


Me volvía a encontrar allí, cada calle tenía su propia fragancia inexpugnable con el paso de los años, aunque por el contrario las flores si que lo notaban y empezaban a marchitarse. Su etapa dorada tocaba a su fin, pero ni el azahar ni los jazmines son unas flores que muestren mucho su mal estado, hasta que no se desprenden y yacen en el suelo.

Las más exóticas sin embargo no ocultaban sus debilidades, las había que mostraban como el exorbitante sol de julio hacía mella tanto en sus pétalos como en las hojas, otras en cambio se marchitaban por el intento frustrado de revivirlas a toda costa alargando el tiempo de regado, pero con ello solo adelantaban su muerte. Pero sin embargo aquella exhibición no duraba mucho, al cabo de un par de días, tres puntualmente, eran substituidas con sumo cuidado para no rajar la alfombra de impecable césped verde que las rodeaba en cada jardín o parque.

Sin embargo había una única, incomparable con el resto, todo el mundo se percataba de su originalidad, pero ni los jardineros, ni los transeúntes, ni siquiera el mismísimo tiempo le daba mayor importancia que al resto. Pero no le importaba, sabía que llegaría el día en que vería recompensada su dedicación diaria, mientras tanto decidió abrirse con los primeros rayos de sol y llenar de felicidad a todos los que el azar hacía cruzarse en su camino. No importaba si el día era gris, si el viento intentaba arrancarle los pétalos sin ningún reparo, si las plagas de insectos intentaban comérsela, si el granizo le mutilaba alguna parte de su cuerpo,... Cuando de darse a los otros se trataba, a veces hasta aguantaba su jornada ampliando el horario sin cerrarse, porqué cuando lo iba a hacer divisaba a alguien que asomaba en el horizonte y pensaba que tenía la obligación de permanecer allí, pero al día siguiente no recuperaba el tiempo.

Cuando esto se llevaba a cabo en su rutina diaria, perdió la ilusión y realizó el proceso mecánicamente un día tras otro, hasta el fin de sus días.
Aquella originalidad que tanto la caracterizaba se fue perdiendo paulatinamente, le gente intentó en vano motivarla, ni las vitaminas de los jardineros, ni el cobertizo que instalaron los jubilados cerca por tal de resguardarla en las horas de pleno sol, ni siquiera las charlas que le daban los niños mientras jugaban a su alrededor funcionaron, llegó el día en que se cerró para siempre y para todos.

lunes, 23 de febrero de 2009

Vale más recordar, que verte sufrir...

Recuerdo a la perfección el día en que nos dieron la gran noticia y pasaríamos a ser un miembro más en la familia, no me lo podía creer de ninguna de las maneras, la ilusión que tuve y tenía desde niño por fin se cumplía... Venías de rebote y no tuviste ningún reparo en adaptarte a cada uno de nosotros, los desplantes de cariño buscado por parte de la fémina mayor de la familia, las peleas de los dos pequeños para ver quien no te sacaba a pasear, los mimos a escondidas de todos, las barbacoas, lo que llegaste a ver y jamás contarás...

Sin embargo lo que más echo de menos son los largos paseos que hicieron que este pueblo desconocido para ambos no guardara secretos para ninguno de los dos, cada paseo a contrarreloj antes de ir a trabajar, era una maratón en busca de espárragos, cruzando casas abandonadas, descubriendo árboles misteriosos que no solo despertaban mi curiosidad sino también la tuya, charcos donde disfrutabas más que un cochino revolcándote en el barro, lo mejor venía después, en verano disfrutaba cuando llegaba la hora de pegarnos un manguerazo en la terraza... Y en otoño, los leñazos que nos dábamos bajando por el monte como cabras no tenían desperdicio, aunque mejor así, porque de haber aparecido algún jabalí no sé quién hubiera corrido más o se hubiera subido con más agilidad a la copa de los pinos...

Pero hace cosa de un mes el paseo ya no era ni rutinario ni ameno, no querías seguir, no quieres seguir... Y verte cada día me supone un trago, porque aunque jamás me pueda hacer a la idea de cargar con tu ausencia, sé que es ley de vida.
No puedo quitarme de la cabeza todos los posibles errores que he ido cometiendo hasta el día de hoy, los descuidos a la hora de sacarte, las riñas cuando hacías algo indebido, gritarte tanto cuando me encontraba la rueda del coche, ... Pero tengo la tranquilidad de no pensar haberte querido un poquito menos...

Por ti empezó un ciclo catalogado durante años de imposible que ahora ya toca a su fin, ojalá la sociedad pudiera aprender a no dar tantas vueltas a la vida y mostrar la indiferencia que mostrabas tú al ver lo que has llegado a ver. A tí con tener algo de afecto y cariño a lo largo del día el resto te daba igual ojalá la humanidad fuera capaz de eso, moverse por instinto, distinto a ser egoísta sin duda, porqué carecéis de defectos como el rencor, la maldad, la envidia,...

Duele escribir y pensar esto, pero de todas las cartas que nunca envié, esta, aunque adelantaráa mañana la salida del libro, no la podrías entender ni aunque te la leyera bajo aquel roble que tanto nos gustaba rodear en primavera, tras la carrera por las entrañas más oscuras del bosque, en mitad del prado verde, viendo la inmensidad de los verdes mirándonos, hablándonos,...


El tiempo no pasaba, la tarde no fraguaba en noche, la comunicación entre nosotros no cesaba... Hasta ver tu mirada apenada, ya no quiero pasear, ya no quiero hablar, hoy por hoy solo quiero secarme tras romper a llorar... El tiempo ha pasado.

Espero verte pronto bien, en este tu hogar o acompañando a quien estoy seguro que no se ha olvidado de soltarte un: Busss en vez de Buck mientras te daba golpecitos secos en la cabeza.

martes, 10 de febrero de 2009

Tiempo para todo...

A veces la vida nos depara sorpresas que rompen nuestra rutina, así como un domingo tranquilo y digno de ser ocupado con horas de sueño, pasa a ser un paseo en coche por las inmediaciones de la capital catalana, dando vueltas, como no gracias a ese gran invento llamado navegador,... Cuando la luz solar acababa de rasgar el cielo con la última luz, ya sabía que aquel día formaría parte de una de las cartas que jamás enviaría...

Cuando la rutina diaria se rompe por propia voluntad estamos bien, pero cuando se rompe por causas ajenas nos descoloca y será así por mucho tiempo... Hasta el último suspiro.

miércoles, 21 de enero de 2009

Poner la otra mejilla…

La ilusión nace como una semilla entre las baldosas de la calle que a diario piso, sin tierra, sin suficiente agua periódica que le asegure una vida medianamente aceptable, pero aún así, sobresale. Hay una época del año que se multiplica, creando quebraderos de cabeza a los que tienen que exterminarlas porque su actual vista a la única meta que quieren tener queda tapiada o enturbiada...

El problema es que estas semillas las arrastra el viento y nadie sabe a ciencia cierta su procedencia ni su destino. Por ello a veces tras una primera apariencia bella y esbelta acaban por ser algo grande, molesto e incomodo de seguir en nuestro camino y desgraciadamente en días como hoy, me hace tropezar. Esta vez no me levanto de seguida, esta vez hay una pequeña herida abierta, el inicio de la etapa del temido ¿Y si…? La peor enfermedad para un alma libre sin duda, plantearse un presente paralelo, pero con otros errores…

Ahora sí, me impulso, veo a los que no dudan en tenderme la mano, a algunos que la retiran antes de dedicarme más tiempo del que creen que necesito, mi orgullo prefiere que me decante apoyándome en una inerte farola, en la que veo un espejo con un reflejo demasiado difuso para saberme identificar, pero aún así me busco, existo y a medida que vaya reconociendo partes de mi en el reflejo, volveré a retar al destino poniendo de nuevo la otra mejilla… No te temo.