domingo, 26 de octubre de 2008

La nada...

Me levanto y cada día la rutina me va llevando hacia ti, arrancándome los recuerdos del ayer, repitiéndose en mi mente otra vez esa canción que no puedo evitar que mi alma me cante en cada despertar y en cada anochecer, ya no se lo que quiero, lo que veo, lo que siento... Ni tan siquiera yo que todo tengo tan claro siempre, se en este momento que quiero y hacia donde quiero ir, lo único que se es que me encantaría despertar del todo, pero es algo que no podré conseguir para siempre.

Los recuerdos del ayer se juntan con los de anteayer, como si de un guiso se tratara, mezclando ingredientes tan diferentes, valoración con infravaloración, placer con dolor, tristeza con alegría, todo va fraguando como si de una salsa espesa se tratara y no se que utensilio coger en el día a día para que esto no suceda, tal vez las cosas sean mejor así, acabar sirviendo un plato de realidad contemporánea, sin tener en cuenta los ingredientes por separado, sin poder disfrutar de cada recuerdo con independencia...

Ya no queda nada para el año el fin del año 0 y lo único que sé con seguridad es que por más camino que podamos recorrer y por más deprisa o despacio que queramos ir, nunca llegaremos a una hermosa casa al final del camino, porque la vida es un camino hacía un horizonte inalcanzable, conseguir las equipaciones necesarias para cada vez irnos cayendo de pie, es el regalo de nuestra rutina y nuestras vivencias...


Me enreda, me viste, me lleva, me arrastra, me anima, me lía... Así es la nada.


viernes, 17 de octubre de 2008

Las cerezas


Desde pequeño ya era aburridamente observador, digo aburridamente porque tras tanta observación venían las preguntas hasta llegar a atormentar a quien tuviera al lado, ya fuera abuelo, padre, tía,...

Cuando el barrio de fontajau no eran mas que cuatro plataneros dejados de la mano de Dios, una manzana de pisos baratos de obra vista y un par de promociones de casas adosadas, pasaba allí gran parte de la semana dado que era donde vivían mis abuelos que ahora nos regalan su compañía y las mejores vacaciones posibles, en Fuengirola.

Me fascinaba que mi abuelo tuviera árboles frutales, en cuanto vendieron la casa, los pretendientes a adinerados, los arrancaron y en cementaron, haciéndome imposible su visión, ahora que casualidades de la vida, tanto Ramón como sus padres viven allí.

Sin duda alguna el fruto que esperaba con mayor ansia era la cereza, me encantaba ver como salían a pares, pocas veces salían en racimos,...
- En racimos las uvas hijo mío las cerezas mejor de dos en dos, conservando el sabor justo...
-¿Y cuando salen tres?
- Cuando salen tres, por más que queramos es un error...
-¿Un error?
- Un error, un fallo, una equivocación del árbol,... De hecho si la miraras bien, verías que pocas veces es una independiente, el 90 % de las veces forma parte de una de las otras dos, está más unida, a veces condiciona a la otra compartiendo el hueso...
- Que bonito ¿no?
- No, no es bonito, es una malformación... Que a la larga afecta el sabor de las tres.
- ¿Y que solución hay entonces?
- La naturaleza es muy sabia, normalmente antes de tener lugar ese hecho, esa tercera se queda en ser una mancha de una, ser solo un hueso que se desprende en caso de maduración de la que tiene carne...
- ¿Y si medio vive?
- Entonces unas veces mediante mediaciones externas como los pájaros, otras veces por propio peso, cae antes de tiempo.
- ¿Pobrecita no? Se queda totalmente sola y a la vez huérfana de árbol, en el suelo, admirando como las otras dos permanecen en la rama para llegar a ser comidas algún día...
- No digas eso, todo depende del punto de vista que cojas, cuando cae, sufrirá mucho y estará sola durante mucho tiempo, la poca carne que tenga será devorada por insectos y gusanos, sufrirá el frío y el calor, pero tras hundirse, renacerá y empezará a formar una planta, esa planta en árbol y ese árbol algún día será el encargado de dar frutos, de uno en uno, de dos en dos,... Pero ahí está el secreto de la vida, en vivir intensamente cada momento, ya sea formando parte de algo o cayendo...


Por conversaciones como esta, que solo existen en mi imaginación, sacadas a partir de las miradas que nos echábamos con mi abuelo, logro desconectar de mi vida, ausente de fiesta, de lujurioso sexo desenfrenado, de cócteles alcoholizados, de conversaciones absurdas tomando algo,... Prefiero mirar por la ventana, verlo todo mojado, como mi estado anímico, pero hasta de ese estado, en el lugar adecuado, nace la vida como es el caso de las setas, así que tarde lo que tarde, cueste lo que cueste, llegará el día en que tenga absolutamente todo lo que quiero y merezco en el momento adecuado...

Buenas noches desde la humilde población de Quart...


jueves, 2 de octubre de 2008

Catarsis


Aunque hay personas que brillan por su insensibilidad, hay personas que logran sentir más allá de las emociones, supongo que esto sucede por la ley del equilibrio, de la que tantas veces podremos llegar a sentir a lo largo de la vida...


Cada vez que he ido a algún lugar desconocido para mí es un proceso de experimentación continua, no me gusta quedarme en la simplicidad del tiempo, ni de las cosas más conocidas, prefiero ser detallista, examinar cada rincón, cada baldosa, o en este caso el alquitrán con el que están construidas la mayoría de las aceras. La mayoría puede pensar que es algo tosco o antiestético pero la verdad es que es lo más práctico, si no hay baldosas es más difícil tropezar con una que esté suelta, algo que a todos nos ha pasado algún que otro día y hemos maldecido al ayuntamiento por el mal mantenimiento del firme.

Esta vez había algo peculiar que rompía la rutina, algo inesperado que en cada momento nos obligaba a centrarnos en el instante que estábamos viviendo, algo que por si desconectábamos en algún momento y evadíamos la realidad, nos obligaba a pensar: ahora mismo estás en Londres, cruzando una calle lejos de tu hogar, tu rutina y tu vida convencional, se consciente de donde estás aunque tan solo sea para mirar al cruzar...


Escapó uno de mis deseos más ansiados, pero no me supo mal, dado que faltaba la persona adecuada para revivir esas escenas románticas que tantas veces habré visto a lo largo de mi vida, en la película favorita, se perfectamente que ninguno de los compañeros de viaje se sienten menospreciados con estas palabras, cada uno de ellos brilla a su modo, digo a su modo porqué es imposible buscar similitudes entre ellos, no somos bombillas fabricadas en cadena en una industria, porqué empezando por la base de esta descabellada idea, nuestras madres no son maquinas que hagan productos iguales.

Lo bueno de esta vida es relacionarse, conocer, comprender, todos tenemos defectos y virtudes y lo bello es saber ver las dos cosas, porque si sólo pudiéramos observar una de estas dos partes, no podríamos decir que conocemos de veras a esa persona, me encantó cagarla continua e inconscientemente soltando un to you en vez de your welcome y ver las caras de, no puede ser, lo ha vuelto a hacer, disfrutar de pasteles cuyos nombres son demasiado anglosajones para reposar en mi memoria, jugar con las ardillas en el James Park, esbozar sonrisas cuales niños con la ilusión de ver a los reyes magos en navidad al salir de la boca de metro de Picadilly Circus, emocionar y soñar con un día hacer la compra de la semana en Harrods, comprar algo en Oxford Street que nos recuerde que una vez estuvimos allí, los cuatro, viviendo el momento...

Espero haber transmitido mínimamente la catarsis que siento en cada uno de los viajes, esta vez, la parada fue Londres, a saber cual será el próximo...